Tampoco me da tanto miedo la tormenta porque sé, que después, llegará un tiempo mejor.
Puede que lo pase mal mientras llueve, truena o caen rayos y centellas. Puede que me quede encerrada en casa por miedo a mojarme demasiado. Puede que dure semanas, meses o incluso años. Puede que me cueste levantarme cada día de tormenta por miedo a que haya aumentado su intensidad.
Pero también puede que un día me levante y todo haya cambiado. Puede ser que me despierte porque un rayo de luz roza mi cara. Puede que un día salga a la calle y me tenga que poner gafas de sol porque tanta luz molesta. Puede que todo esté despejado, tranquilo. Y entonces es cuando puede que la pasada tormenta se haya esfumado, sin yo darme cuenta.
Esa es la actitud, lo bueno de los malos tiempos es que siempre darán paso a algo mejor. Eso es inevitable, solo queda esperar cuando llegaran y teniendo la certeza de que llegaran pronto se hara más corta la espera.
ResponderEliminarUn beso, pásate por mi blog: http://sonrie-para-poder-ser-feliz.blogspot.com
Precioso blog! Entradas originales y con mucho sentimiento!
ResponderEliminarTe invito a pasarte por mi blog!www.mitape.blogspot.com
un saludo:)